Una experiencia que sigue viva en el tiempo
- Christian Crudeli

- hace 13 horas
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Hace unos días, tuve la suerte de visitar al Real Madrid durante uno de sus entrenamientos previos a un partido de la Euroliga. Nada más poner pie en la pista, se acercó Sergi Llull, con quien compartí momentos inolvidables en la preparación para el torneo FIBA y el stage previo a los Juegos Olímpicos de París 2024. Fue un saludo cálido, cercano, como si el tiempo no hubiera pasado. Y aunque parecía que fue ayer, esa experiencia ya forma parte de un capítulo inolvidable en mi carrera.
Siempre me han dicho que uno disfruta más las cosas a medida que se alejan en el tiempo. Y la verdad es que, con el paso de los años, cada vez valoro más los momentos vividos, las experiencias que me han forjado. Hubo un tiempo en el que me encontré rodeado de leyendas del baloncesto, de jugadores que son historia viva de nuestro deporte. Estuve allí, en primera fila, presenciando lo que muchos solo ven en la televisión: el último baile de figuras como Rudy Fernández y Sergi Llull.
¿Cuántas temporadas de éxito, cuántos títulos nacionales, cuántas Euroligas, y sobre todo, cuántos recuerdos nos han dejado estos gigantes del baloncesto? No solo se trataba de partidos, sino de estar junto a ellos, aprender de su profesionalismo, de su ética de trabajo y de su pasión por el juego. Y aunque Rudy ya se ha retirado, hoy seguimos disfrutando de las últimas temporadas de Llull, un jugador que ha dejado una huella imborrable en el Real Madrid y en el baloncesto mundial.
Sin lugar a dudas, estas han sido unas de las mejores experiencias de mi vida.



